miércoles, 12 de agosto de 2009

Rebuscada tu respuesta, tanto como tu cabeza, tenía que ser mujer.
Yo sólo quería unos mimos, un suspiro de tu ombligo, una sopa con sabor.
Eras un rompecabezas disfrazado de princesa, eras puro rocanrol.
Aunque a veces digo basta en las noches de subasta me la juego hasta ganar.
Como toda señorita, eras bien histeriquita, eras una ola en el mar.
Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso, y ahora ni torta ni pan.

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